Ima Sanchíz. La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo, decía Einstein. A lo que L´Ecuyer, en su ensayo Educar en el asombro (Plataforma), añade: "Matar la imaginación, el asombro y la creatividad de un niño para inculcarle cuanto antes y contra su naturaleza una actitud razonable es típico de una sociedad fría, cínica y calculadora. Hacemos a los niños a nuestra medida. El niño es un adulto pequeñito". Esta abogada empezó a investigar temas relacionados con la educación cuando nació su primer hijo, y su blog tiene más de siete mil visitas al mes.
"¿Por qué no llueve hacia arriba?", me preguntó mi hijo.
Qué tierno.
En realidad no buscaba una respuesta, es la manera que tienen los niños de admirarse ante una realidad que es pero que podría no haber sido. El asombro es el motor de la motivación del niño. Chesterton decía...
Un sabio.
... "En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo y el universo se pone de nuevo a prueba". Un niño ve por primera vez el cielo, y estrena el cielo. Crece maravillado por lo que le rodea. Si te fijas, de camino al cole las madres tiran de los niños, sólo las abuelas caminan junto a ellos.
Una observación de la que aprender.
Los niños se paran maravillados porque han visto algo que brilla en el suelo..., y las madres dicen: "¡Deja esa porquería!".
¿Qué hacemos?, ¿llegar tarde al cole?
Lo que sea menos chafar su asombro. El asombro es el deseo de conocimiento, es no dar el mundo por supuesto, por eso debemos educar en el asombro.
¿Y cómo se hace?
El asombro requiere libertad interior. Según Tomás de Aquino, hay dos fases en el conocimiento: la primera es el descubrimiento y la invención, y la segunda, la disciplina y el aprendizaje. Hemos invertido el orden: en las escuelas se aprende de fuera hacia dentro, no de dentro hacia fuera.