Ser feliz es saludable. Con este subtítulo tan contundente el doctor Albert Figueras (Barcelona, 1961) publica Pura felicidad (Plataforma Editorial), un libro realizado por el Instituto Coca-Cola de la Felicidad en el que se analiza el impacto positivo que sobre nuestra salud tiene el bienestar subjetivo. Figueras, especialista en farmacología clínica y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, estudia además su expresión en el cerebro, las relaciones sociales, el engaño de la percepción, el papel de la medicina, el pensamiento abstracto, el placer o la pasión. En estas fechas navideñas, en las que las emociones se intensifican, conviene reflexionar sobre la función de este estado y la posibilidad de instalarnos permanentemente en sus efectos.
Pregunta.- ¿Cómo entiende la felicidad la neurobiología?
Respuesta.- Entendemos la felicidad como un estado de goce duradero y profundo; este estado se manifiesta en una manera de pensar, de comportarse y de relacionarse con los demás y con el mundo. Si ponemos el ojo en el microscopio para describir lo que acontece en las neuronas mientras una persona se siente feliz, probablemente tendremos que hablar de una especie de tormenta de los neurotransmisores relacionados con el placer, la motivación y la confianza, mientras que habrá escasez de sustancias como el cortisol o transmisores relacionados con la angustia y la respuesta a situaciones de estrés.
P.- ¿Dónde se encuentra la felicidad en el cerebro?
R.- Es interesante mirar el cuerpo humano (y, por tanto, también el cerebro) como uno de esos maravillosos móviles de Alexander Calder: cuando tocas una pieza, toda la escultura acaba zarandeándose. Aunque numerosos estudios tratan de identificar situaciones diversas con la estimulación de áreas concretas del cerebro o la participación de neurotransmisores específicos, la realidad es que no existe ninguna hormona ni ninguna zona cerebral "de la felicidad".
P.-¿Podría llegar a definirla desde el bienestar subjetivo?
R.- Es un estado de la persona; podríamos imaginarla como un mosaico formado por distintas emociones positivas, la suma de algunos momentos de placer, una pizca de tranquilidad, buena adaptación a la incertidumbre, poca sensación de miedo inmediato y motivación. Aunque el hecho de ser conscientes de que nos encontramos bien es algo que depende de cómo interpretamos este estado gracias a nuestras estructuras cerebrales (probablemente la corteza frontal), no creo equivocarme demasiado al sugerir que el bienestar subjetivo se encuentra en la persona en su conjunto.