Durante los treinta primeros años de su carrera, la autora dio clases en una escuela de élite; durante los treinta años siguientes, se dedicó a la educación de los más desfavorecidos y marginados. En este libro, la profesora Victòria Molins comparte sus experiencias educativas en los dos ámbitos, con las que ha aprendido que a pesar de las enormes diferencias entre los distintos grupos sociales,
todos los niños y los jóvenes son igualmente «dignos de descubrir el mundo» –así como aquel maestro de Camus consideraba a sus alumnos–.
A través de numerosos casos concretos, la autora demuestra que tanto en la escala social más alta como en la más baja cualquier persona es capaz de descubrir la riqueza de nuestro mundo, el exterior y el interior, si alguien —un buen maestro o profesor— sabe sacar lo mejor de ella. Y esto constituye para la autora la esencia misma de la educación.