Actualmente disponemos de medios más que suficientes para alimentar correctamente el cuerpo y el alma. Pero con frecuencia tendemos a los extremos y olvidamos que el equilibrio es lo más natural. A menudo, tener garantizadas las necesidades vitales provoca una pérdida de la vitalidad y un deterioro de la forma de vivir y de sentir, una merma de las reacciones instintivas que deberían surgir de las entrañas. Llegamos a tener la nevera llena, pero el alma vacía.
De hecho, la nevera llena es una metáfora de patologías como la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, mientras que el alma vacía simboliza problemas como la ansiedad y la depresión. Así que si no queremos acabar tomando pastillas tendremos que tomar decisiones. David Vargas nos acompaña en los caminos que debemos seguir si queremos recuperar el control de nuestra salud y nuestra vida.