Cuando nos encontramos perdidos en medio de la nada cualquier destello de luz, por fugaz que sea, nos ayuda a subir un peldaño, a respirar hondo, a sintonizar con la esperanza, a sentirnos menos solos.
En este libro, el lector encontrará buena parte de los destellos que han iluminado el camino de la autora desde que en 1998 su mundo explotara en mil pedazos al morir su hijo Ignasi.
Nadie es el mismo después de la muerte de un ser inmensamente amado. Es imposible ser el de antes, pero sí tenemos la oportunidad de elegir
qué queremos que florezca en nuestra vida: ¿la gratitud por lo vivido o la amargura por lo que nos parece que hemos perdido?
Si escogemos a pesar de todo mantener el corazón abierto al amor, si estamos dispuestos a sentir el dolor, pero también la alegría, es muy posible que nuestra existencia adquiera sentido de nuevo.
Como señala la autora de estas conmovedoras páginas, «si una sola de las palabras aquí escritas llega y reconforta un corazón herido me sentiré inmensamente agradecida porque, en el fondo, todos somos uno y, cuanto más cariño damos, más recibimos».
ISBN: 978-8417002718
Páginas: 136
Tema: Desarrollo personal
Colección: Testimonio
Formato: Tapa blanda con solapas
Año de publicación: 2017
Me ha encantado. Escrito desde el corazón, de fácil lectura y de gran profundidad.
Publicado lunes, 12 de marzo de 2018 a las 0:00 (6672)Me ha gustado mucho . Me gusta leer a Merce yo también perdí a mi único hijo y me ayuda mucho leerla
Publicado jueves, 8 de febrero de 2018 a las 0:00 (6511)Creo que este libro es una gran ayuda para las personas que estamos pasando por un duelo tan difícil, como es la perdida de un hijo Las palabras de Merce hacen que me sienta consolada,comprendida me dan paz, tranquilidad. En esos momentos en los que me encuentro mas triste siempre recurro ha este libro y verdaderamente me da fuerzas .
Publicado viernes, 22 de diciembre de 2017 a las 0:00 (6259)Sin duda un libro para recomendar tanto desde una perspectiva personal, como profesional, en el campo de la psicología al que me dedico. Afronta una de las peores vicisitudes vitales sin dramatismo. Sincero, cálido y sanador.
Publicado domingo, 22 de octubre de 2017 a las 0:00 (5858)