Umar Jayyam nació en Nisapur, en el Jurasán, en la segunda mitad del siglo XI, y murió en el primer cuarto del XII. La audacia epicúrea del pensamiento de Umar hizo que fuera visto con recelo por sus contemporáneos. Se dice que fue especialmente odiado y temido por los sufíes, cuyas prácticas ridiculizó. Renunciando a perseguir inútilmente otro mundo, se dispuso a sacar el mayor provecho de este; y prefirió aliviar su alma a través de los sentidos aceptando las cosas tal como eran, antes que mortificarla inútilmente en aras de lo que podrían llegar a ser. Y así, lejos de constituir alegorías divinas, los placeres mundanos que Umar canta en su poesía son lo que afirman ser: su vino es auténtico zumo de uva; su taberna, el lugar donde había que beberlo. Todo ello unido al jardín con las rosas en flor, constituye cuanto Umar desea en este mundo o espera del Paraíso.
(Del prólogo de Edward Fitzgerald)